Así trabaja el Grupo Especial de Drones de los Bomberos

Imagínate que vas un fin de semana de excursión a la sierra de Guadarrama y, por un error de cálculo, te extravías junto a tus dos hijos. A las pocas horas, aparece un dron que te lleva un kit de supervivencia con mantas térmicas, barritas y unas botellas de agua. Lo que parecía ciencia-ficción ya es una realidad. Los drones van tomando cada vez más protagonismo en las operaciones realizadas por los bomberos y las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Los pilotos de drones de los bomberos

Desde el año 2019, el cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid ha creado un Grupo Especial de Drones, dedicado a llevar a cabo misiones con estas aeronaves no tripuladas.

Si durante todo 2021, este grupo recibió 238 activaciones y realizó 40 intervenciones, en los dos primeros meses de 2022 estas cifras se han disparado: 56 activaciones y 26 intervenciones.

Antonio Abad, jefe superior del cuerpo de bomberos, es el encargado de supervisar este nuevo grupo dedicado a tareas como el rescate de personas desaparecidas, los incendios en naves, la revisión de estructuras o la realización de mapas visuales de embalses.

Según relata Abad, la gran ventaja de los drones es que van por delante y, por ejemplo, en un incendio pueden observar dónde está la carga de fuego con lo que se evita que los bomberos corran muchos riesgos innecesarios.

«Hay un crecimiento exponencial en el uso de esta herramienta. El dron no va a apagar el incendio, pero nos ayuda muchísimo. La nave, desde arriba, va guiando a los equipos de intervención y les indica si tienen que ir por la derecha o por la izquierda», explica Abad, en la sede de los bomberos, situada en Las Rozas.

Fernando García pone a punto el dron DJI Matrice 300

Fernando García es uno de los cinco pilotos que forman este grupo, que luce su recién estrenada equipación.

Antes llevaban un uniforme parecido al de los bomberos destinado a soportar el calor y se helaban de frío. Ahora, visten unas prendas más parecidas a las del Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) para aguantar el frío cuando salen a pilotar los drones, que suele ser por la noche.

Simulación aérea

García es aficionado a la simulación aérea, así que cuando salieron las plazas para el equipo, este bombero no se lo pensó dos veces. «Es algo relativamente nuevo y somos pioneros. Tienes tanto que investigar que no paras», asegura.

Y pone un ejemplo de las ventajas de trabajar con drones: «Acudimos a rescatar a un hombre que se quería suicidar y estaba en un estado bastante agresivo. Nos lanzaba tejas y desde abajo no podíamos ver nada. Pero, gracias al dron, observábamos dónde estaba y cómo se movía de tejado en tejado».

Para poder ingresar en este grupo hay que realizar varios cursos de formación: el de categoría específica de piloto de drones nivel 3; el de fotogrametría con el fin de poder elaborar mapas y cartografía en 3D y un tercero de trabajos específicos de emergencias con drones.

Todos los días hacen prácticas en los dos campos de vuelo que hay en La Navata y Guadarrama, realizan maniobras y comprueban las baterías, el punto débil de las aeronaves.

La autonomía de un dron sigue siendo corta y puede durar volando media hora, por lo que si una intervención se prolonga durante muchas horas hay que realizar un gran número de cargas.

Otro de los problemas en estas misiones es la burocracia, ya que para volar el dron hay que pedir permiso a las autoridades competentes por teléfono o por mail.

«A veces, te tienen esperando 15 minutos hasta que te dan permiso, aunque sea una emergencia y te da rabia porque tú has hecho todo lo posible por llegar cuanto antes», declara Jesús Rodríguez, otro de los pilotos del grupo.

Jesús Rodriguez vuela otro aparato

Rodríguez realizaba competiciones con coches de radiocontrol y tampoco se lo pensó dos veces para dar el salto del trabajo de bombero -mucho más físico- al de piloto de drones -bastante más técnico.

El grupo cuenta con seis drones, entre ellos, el Matrice 300, que es el más utilizado por los equipos de rescate. Esta aeronave se ha complementado con dos cámaras, una de ellas específica para fotogrametría, un potente foco y un altavoz para poder llamar y alertar a las personas desaparecidas.

De hecho, una de las intervenciones más largas en las que ha participado el equipo fue la búsqueda de la niña de 9 años desaparecida en el pantano de San Juan el pasado mes de junio, cuyo cadáver fue hallado seis días después.

A juicio de Abad, el uso de drones va a significar un cambio cualitativo en el trabajo de los bomberos, como en su día lo fueron las cámaras térmicas que posibilitaban distinguir el foco del fuego o los sistemas de ventilación, que permiten despejar de humo una habitación en pocos minutos. Los drones son ahora la nueva revolución.

Cámara en la que se recogen las imagenes de los drones

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